Son espacios de contención y proyecto para los niños y adolescentes que viven en barrios vulnerables, donde se vive el encuentro de la familia y de las comunidades basados en valores saludables y de inclusión social.
Los clubes parroquiales están basados en tres pilares fundamentales: identidad, prevención e inclusión social. Para “que no quede nadie afuera”, nos comprometimos a que sean clubes de cuota cero, donde la imposibilidad económica no sea un determinante.