La labor de Cáritas en el país comenzó a mediados de la década de 1950. Desde entonces, ciertas características fueron forjando una identidad particular, como el amplio voluntariado y la búsqueda permanente de procesos sustentables en el acompañamiento a las comunidades más vulnerables.
Otro aspecto que también nos distingue es nuestra presencia física en cada rincón del país, con base en las parroquias. En la pequeña capilla del pueblito más lejano, hoy es posible encontrar un grupo de voluntarios de Cáritas que conoce a todos los vecinos por su nombre y sabe de sus necesidades y preocupaciones, porque también es parte de la comunidad.
Con el correr de los años, Cáritas Argentina fue creciendo en estructura y organización. Las diócesis se sumaron a la iniciativa, constituyendo sus sedes, congregando voluntarios en las parroquias y procurando fondos para sostener la incesante tarea.
En 1962 comenzaron a reunirse los secretariados diocesanos que se iban estableciendo y en 1969 se realizó el Primer Encuentro Nacional de Cáritas en Villa Carlos Paz (Córdoba). El principal objetivo del mismo fue responder “qué es Cáritas en la Argentina, qué debe ser Cáritas en la Argentina y cómo hacerlo”.
Promediando los años setenta, gran parte de nuestras energías estuvieron destinadas a la ayuda inmediata, especialmente a través de la donación de alimentos, medicamentos y ropa, como también sucedía en la mayoría de las Cáritas ya existentes en América Latina.
Si bien esta labor nunca se abandonó por completo, nuestra prioridad se fue transformando en los ’80, cuando comenzamos a transitar un camino orientado hacia la promoción humana. El objetivo se centró en buscar un mayor protagonismo de quienes participan de los distintos proyectos, favoreciendo así su propio desarrollo y el de la comunidad en su conjunto.
En este contexto, en 1986 la Conferencia Episcopal aprobó el actual Estatuto de Cáritas Argentina, como organismo encargado de coordinar la obra caritativa oficial de la Iglesia. Siempre en sintonía con la mirada promocional, fuimos creando nuevas áreas de trabajo, atentos a las exigencias que la realidad del país iba mostrando como prioritarias en nuestra misión. Por ejemplo, como respuesta a las inundaciones provocadas por el fenómeno del Niño en el Nordeste argentino, en 1998 iniciamos la campaña “Reconstruir con Esperanza”. Gracias a esta experiencia, un año después se firmó el Convenio Marco entre el Ministerio de Planificación y Cáritas Argentina, dando inicio al Programa de Construcción de Viviendas mediante el modelo de Autoconstrucción, Ayuda Mutua y Asistencia Técnica.
Desde esta constante premisa de brindar respuestas a las problemáticas más acuciantes que derivan de la pobreza y la exclusión, en 2007 nació el Plan Emaús de Inclusión Educativa, en 2013 se incorporó el área de Economía Social y Solidaria y en 2016 se sumó, por un lado, el programa de Primera Infancia y, por el otro, se creó el área de Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones (Apyca).
En casi siete décadas, hemos brindado respuestas concretas a las necesidades más urgentes de las comunidades vulnerables. No sólo desde los proyectos y programas antes mencionados, sino también haciendo frente a las grandes crisis y acontecimientos de nuestra historia, como las trágicas emergencias climáticas, las crisis económicas y sociales y más recientemente, la pandemia de Covid-19, donde la asistencia alcanzó a 3.500.000 personas.
Hoy seguimos trabajando activamente en las 66 diócesis que conforman la Iglesia Argentina. Gracias al compromiso solidario de toda la sociedad y al esfuerzo cotidiano de más de 40 mil voluntarios, canalizamos nuestra acción a través de más de 3.500 parroquias, capillas y centros misionales.