En el polideportivo San José, en La Matanza, funciona una casa de comidas llamada “El pan nuestro de cada día”, donde trabajan jóvenes del Hogar de Cristo, que se encuentran en recuperación de sus adicciones. Actualmente, hay más de 50 trabajando y, gracias a este espacio, pudieron tener la oportunidad de proyectar su vida desarrollándose laboralmente y reinsertarse en la sociedad.
Gustavo García es responsable de la comunicación de la Parroquia San José. “Esta parroquia tiene la impronta de haber nacido saliendo a buscar a aquellos que más sufrieron. Hace unos años, la comunidad de la parroquia comenzó una nueva etapa donde una de las primeras actividades que se llevó a cabo fue salir a la calle a buscar a los chicos que se encontraran allí. La principal problemática a resolver era la alimentación. Comenzamos acercándoles un plato de comida caliente a quienes se encontraban en situación de calle y, luego de este intercambio, se empezaron a abrir las puertas de la parroquia para brindarles un espacio para dormir”, contó Gustavo sobre el inicio de las acciones comunitarias.
El emprendimiento les demuestra a estos jóvenes que tiene potencial para explotar, solo que nunca antes les habían dado la posibilidad de desarrollarlo. “La oportunidad es una de las cuestiones claves para encarar cualquier proyecto hoy, dentro de lo que se conoce como economía popular. Esta oportunidad, en nuestra experiencia, siempre nos dio un resultado positivo. Entonces, dentro de los emprendimientos que siempre aparecen en la comunidad, surgió la idea de abrir una casa de comidas. Comenzamos y la gente empezó a concurrir y comprar, y nosotros fuimos creciendo. Nos dio un negocio, un emprendimiento comercial donde se generaron muchos puestos de trabajo, y que día a día, genera nuevos objetivos”, reflexionó.
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