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Residencias Universitarias, para estudiar y crecer acompañados

 

Para muchos jóvenes del interior de nuestro país, estudiar una carrera universitaria supone dejar sus hogares para empezar a vivir, temporal y tempranamente, en las ciudades donde se  encuentran las casas de estudios. Este desarraigo, promisorio pero difícil, sólo se puede sostener con recursos económicos porque, pagar el alquiler de un departamento o pensión, más los gastos propios de un estudiante que vive solo, es una opción que muchas familias simplemente no pueden afrontar.

Frente a esta realidad, Cáritas Villa María, de la provincia de Córdoba, decidió dar una respuesta integral, que ofreciera algo más para estos estudiantes y, también, que brindara tranquilidad a las familias que quedaban lejos. Así nacieron las Residencias Universitarias, espacios donde los jóvenes universitarios son cuidados y acompañados, donde pueden estudiar y vivir con seguridad y donde crecen compartiendo sus experiencias con otros estudiantes en su misma situación.

“Las residencias universitarias tienen más de 20 años de vida», explica Gilda Ibal, directora de Cáritas Villa María. “Alquilamos 8 casas para que vivan residentes de todas las provincias argentinas, aunque la mayoría son de los alrededores de Córdoba y provincias limítrofes. El objetivo es ofrecer un espacio para estos jóvenes, que son de bajos recursos y que no pueden alquilar un departamento solos, y también poder acompañarlos por un equipo interdisciplinario”.

El servicio supera la simple oferta de espacios para habitar y estudiar, porque está organizado de tal manera que acompaña la vida de los estudiantes y permite la formación de verdaderas comunidades de jóvenes, orientadas en torno a tres pilares centrales: la vida de fe, la vida de estudio y la vida comunitaria.

Este ambiente propicio es muy valorado por los propios estudiantes de la residencia. Eliana Benítez, por ejemplo, es de Villa Ángela, provincia de Chaco, y recuerda: “Me vine sola en colectivo, sin conocer a nadie, y ni bien llegué encontré amigas, cariño y apoyo. A mi me cuesta estar lejos de mi familia  y cualquier problema, sea en el estudio o extrañar a la familia, me ayuda mucho ese apoyo que me dan”.

En la misma línea, Macarena Pereyra agrega agradecida: “Soy de Huanchiilla, un pueblo al sur de Córdoba, y no hubiese podido estudiar si no hubiese sido por las residencias, porque somos mi mamá y yo, y ella no hubiese podido pagarme un departamento sola”

Por su parte, Gabriel Souto, de la localidad de Silvio Pellico, Córdoba, destaca que “tenemos todo un equipo técnico que coordina el proyecto y además nos acompaña en todo el trayecto. De hecho tenemos psicopedagogas, trabajadoras sociales y psicóloga en el equipo, que son profesionales que están a nuestra disposición todo el tiempo”. 

Para resumir el espíritu que anima la vida de este servicio de Cáritas Villa María, Sandra Guarini, coordinadora de las Residencias Universitarias afirma que “cuando les damos la llave de la residencia les decimos `esta es tu casa´. Pero nosotros ordenamos algunas cosas para que siga siendo una casa de estudios y los acompañamos desde su realidad a acomodarse al nuevo lugar. Y es hermoso ver a los jóvenes de 4to o 5to. año de carreras importantes que consiguen trabajo”. 

“Para nosotros, cada uno que se recibe es haber alcanzado la meta” concluye Sandra con emoción. 

 

 




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