En un año marcado por la emergencia y por los altos índices de pobreza, Cáritas gestionó y ejecutó casi 200 millones de pesos para cubrir necesidades alimentarias en todo el país. A lo largo del 2021 se llegaron a distribuir 1.903.325 raciones para familias necesitadas.
La ayuda alimentaria que brinda Cáritas a las personas de menores recursos se canaliza a través de una enorme red de parroquias, capillas, centros barriales y espacios educativos que se extiende por todo el país.
Junto a las numerosas acciones individuales que emprenden las diócesis y parroquias por propia iniciativa, también llevamos adelante otras acciones a escala nacional, cuyo objetivo es coordinar esfuerzos, no sólo para mejorar los servicios brindados, sino también para ofrecer respuestas a las nuevas realidades que se van presentando en cada comunidad.
La emergencia sanitaria afectó profundamente la vida de nuestra sociedad y en Cáritas movilizamos toda nuestra estructura, voluntarios y recursos económicos para acompañar, contener y proteger principalmente a los sectores más vulnerables.
Algunas cifras
En relación con el tema alimentario, el trabajo realizado a escala nacional a lo largo de 2021 fue realmente importante: el monto total que ejecutamos fue de $197.826.517. Alcanzamos esta cifra gracias a la gestión de aportes de donantes particulares, empresas y Estado Nacional, además de recursos propios de Cáritas Argentina.
Estos fondos de respuesta alimentaria fueron distribuidos por todo el país, conforme a la cantidad de diócesis y necesidades de cada región. De este modo, llegamos a entregar 1.903.325 raciones alimentarias a 579.826 personas, que viven en 3.058 comunidades del país.
Un aspecto importante para destacar es el intenso trabajo realizado para mejorar la calidad nutricional de los alimentos distribuidos, fomentando el mayor consumo de frutas, verduras, cereales, legumbres y otros productos frescos, lácteos y carne. Este salto cualitativo en la nutrición se implementó no sólo en el menú de las viandas y raciones de los comedores, sino también en los bolsones entregados a las familias.
Por otra parte, tal como informamos en 2021, junto con la incorporación de estos productos frescos gestionamos también alianzas para el acondicionamiento de las cocinas que funcionan en nuestros comedores y merenderos. Ese año logramos donaciones por $6.239.297, destinadas a la compra de cocinas, heladeras y freezers, con capacidades adecuadas a las necesidades de 26 espacios educativos, que brindan refuerzos alimentarios nutritivos.
Pensando en 2022
En Cáritas somos conscientes de las necesidades extremas que padecen muchos sectores de nuestra sociedad. No tenemos respuestas para todas esas necesidades, pero nos esforzamos cada día por brindar un poco más, porque sabemos que cada acción solidaria puede significar una diferencia enorme para muchos hermanos que no tienen nada.
Por eso, en respuesta alimentaria, redoblamos nuestros esfuerzos de cara a este 2022. En esta nueva etapa, además de sostener la ayuda que se está brindando, nos proponemos acompañar a las Cáritas diocesanas en la gestión de convenios y alianzas que les permitan el acceso a fondos para alimentos de forma sostenida en el tiempo.
El salto cualitativo que se dio a partir de la incorporación de alimentos frescos al menú de los comedores y a los bolsones entregados a las familias fue algo muy valorado por todas las comunidades, por lo cual queremos sostenerlo y profundizarlo.
Finalmente, continuaremos el trabajo para mejorar la infraestructura de las cocinas comunitarias y comedores de Cáritas, renovando su equipamiento (heladeras, freezers, cocinas, calefacción, refrigeración) para brindar un servicio más eficiente. Esto resulta fundamental para asegurar el desarrollo del eje nutricional, porque sin la infraestructura necesaria, no pueden mantenerse los alimentos frescos.
Cáritas y los Hogares de Cristo participaron de una misión conjunta impulsada por cuatro diócesis con el objetivo de acompañar y visibilizar las realidades de un sector postergado del conurbano bonaerense.
En conjunto con las Diócesis de Merlo-Moreno, Gregorio de Laferrère, Morón y San Justo, de la zona oeste del Gran Buenos Aires, Cáritas Argentina y la Familia Grande del Hogar de Cristo, a través de la Mesa de Integración de los Barrios Populares, llevaron adelante una Misión Interdiocesana en los barrios que se asientan sobre la Ruta Provincial 1001.
La iniciativa, en la que participaron más de 70 misioneros, se fue desplegando entre el 27 de noviembre y el 23 de diciembre, a lo largo de distintos puntos de la Ruta 1001 bajo el lema Nadie se salva solo. Hermanos todos. “La ruta 1001 es una ruta muy significativa, bastante olvidada, porque son como ´los patios traseros` de las 4 diócesis”, explicó Rosa Garzón, de Cáritas Gregorio de Laferrere. “Es una oportunidad para visibilizar y acompañar estos barrios, entendiendo que hay muchas demandas sociales y necesidades presentes”.
En ese contexto, la Misión “quiere expresar un gesto sencillo de una Iglesia que se involucra con el corazón y con la acción, para potenciar la tarea que ya vienen realizando las parroquias de los barrios populares. En esas comunidades hay mucha vida y esperanza, también, muchas situaciones de dolor e injusticia, que nos impulsan a acompañarlas de un modo más cercano. Es una forma de testimoniar la presencia de una Iglesia que abraza a los más necesitados”, detallaron los organizadores.
Animar la esperanza
A lo largo de esas jornadas, los misioneros fueron visitando a las familias casa por casa mientras que los sacerdotes realizaron celebraciones e impartieron los sacramentos a quienes se iban acercando a los puntos de encuentro. Fue un gesto pastoral muy significativo tanto para los vecinos de los barrios, como para los voluntarios participantes y para las cuatro diócesis, que fueron acompañadas por cada uno de sus obispos.
“La experiencia de misionar me llenó de alegría, porque compartimos las realidades que las familias van atravesando en su vida”, expresó Adrián Varela, del Hogar Buen Samaritano de Hurlingham. Por su parte, Mons. Eduardo García, Obispo de San Justo, en una de las celebraciones, destacó que “Dios se hace presente en este lugar, porque Dios está cada vez que alguien lo llama con el corazón lleno de deseo. Dios está cuando lo buscamos, podrán ´caerse las montañas`, como dice el profeta, pero el amor de Dios por sus hijos no pasa, ni cambia”.
Desde Cáritas, junto a la Familia Grande de los Hogares de Cristo, estamos muy agradecidos por haber podido misionar interdiocesanamente con los vecinos, los voluntarios, los obispos y los sacerdotes, especialmente en estos tiempos, en los que necesitamos animar la esperanza de tantos hermanos.
En un nuevo paso del programa de autoconstrucción asistida, 18 familias cordobesas pudieron cumplir el sueño de tener su casa propia, construida con el trabajo de sus integrantes.
El 29 de noviembre se concretó la entrega de sus nuevos hogares a 18 familias que participaron en el Programa de Autoconstrucción de viviendas asistida en Villa Nueva, Diócesis de Villa María, Provincia de Córdoba.
Dicha entrega se realizó en un acto en el que participaron el Obispo de Villa María, Mons. Samuel Jofre Giraudo, autoridades civiles locales, autoridades de Cáritas Argentina, autoridades y representantes de los equipos técnicos de Cáritas Villa María y las familias que recibieron las casas ya terminadas, junto a amigos y vecinos. No faltaron miembros de los equipos que están próximos a comenzar viviendas en otras localidades de la Diócesis como Chilibroste o Ballesteros y los de la localidad de Justiniano Posse que, para el mes de marzo, tienen prevista la inauguración de sus 30 viviendas.
Fue una ceremonia llena de emoción donde, luego de los discursos correspondientes, el obispo procedió a bendecir los nuevos hogares y se entregaron las llaves a cada familia, como gesto concreto de posesión de los mismos. Hubo también banda de música, números artísticos, testimonios de los nuevos propietarios y, finalmente, el tradicional corte de cinta que formalizó la inauguración.
El Programa de viviendas de Cáritas
El programa llamado de “autoconstrucción asistida y participativa por esfuerzo propio y ayuda mutua”, que Cáritas lleva adelante con financiamiento del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, es una iniciativa que brinda mucho más que oportunidades habitacionales a las familias de menores recursos.
Como su nombre sugiere, los constructores son los propios integrantes de las familias, principalmente las jefas de hogar, que valoran enormemente el fruto de su propio esfuerzo. Para este proceso Cáritas les brinda acompañamiento técnico y capacitación profesional en los oficios necesarios (albañilería, instalaciones, colocación de revestimientos, etc.), que abren las posibilidades para una inmediata salida laboral. Finalmente, los integrantes del programa no sólo trabajan en la construcción de su propia vivienda sino también en la de los vecinos, creando lazos solidarios y fortaleciendo los vínculos de la comunidad desde antes de comenzar a vivir en el mismo barrio.
Desde los primeros convenios firmados con el Estado Nacional hasta el presente, Cáritas acompañó a más de 5300 familias que, con esta modalidad, han podido cumplir el sueño de tener un hogar, edificado con su propio trabajo.
Testimonios
Una característica destacada en el programa de autoconstrucción es su elevada perspectiva de género, dado que son las mujeres – jefas de familia en su mayoría- que se ocupan principalmente de la construcción, adquiriendo conocimientos específicos y organizándose para el tratamiento de problemáticas que las preocupan en su vida cotidiana.
Esta inauguración de viviendas de Villa Nueva no fue la excepción. Por tal motivo, compartimos los testimonios de 2 madres que participaron en la construcción de su hogar.
Marina, expresa: “Estoy muy emocionada. Me encantó compartir estos 2 años de proyecto. Yo vivo con mi hijo y fueron muchas cosas las que pasé, porque al tiempo de anotarme en el programa para la vivienda me separé. Y decidí hacerlo sola. Me empoderé, luché, seguí y la fe y el esfuerzo me llevaron a tener lo que hoy día es mi casa. Cavé cimientos, hice mezcla de cemento, cargué baldes, pero siempre sentí que tenía ayuda, de mi hijo, de mi familia, de Cáritas. Entre todos, pusimos un granito de arena y hoy tengo un hogar junto a mi hijo, que lo amo, y ¡estoy muy feliz!
Agradezco mucho al equipo de Cáritas, porque he llorado, he sufrido y también me he reído. Todo fue una experiencia muy linda. Hay que vivirla para saber lo que es”.
Por su parte, Soledad afirma: “Estoy casada y tengo 3 hijos. Comenzamos con mi marido a comienzos de 2020 con los cimientos. Arrancamos así, sin saber nada del oficio y logramos construir nuestra vivienda, con mucho sacrificio. En el medio tuvimos la pandemia, con todos los cambios en la vida que nos trajo a cada familia. Como trabajábamos, teníamos que venir a la obra más tarde y terminábamos de madrugada, muy cansados. Pero siempre tuvimos el apoyo de Cáritas.
Hoy, gracias a Dios, pudimos concretar este sueño de tener la casa propia, que ya es mía, pero es para mis hijos. Es lo mejor que les puedo dejar a ellos. También es la mejor enseñanza que ellos pudieron ver de nosotros como padres, el sacrificio, porque se predica con el ejemplo, y nuestro esfuerzo es el mejor ejemplo que les pudimos dar a ellos”.
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